Aprovéchate de mí, de que estoy ausente.
Aprovecha que me fui, que no quiero regresar. Que no voy a regresar.
Aprovecha el espacio que pedías y el tiempo que te robaba. Aprovecha tu facilidad para olvidar, para no recordarme ni los momentos que viví contigo. Aprovecha el alma fría, aprovecha los ojos ciegos que no me ven, tus oídos que no me oyen y mis labios que ya no te dicen nada, nada, nada.
Aprovéchate de mí y de mis huídas que te permiten desvanecerte como si nunca hubieras estado.
Aprovéchate de mí y de las cosas que no me atreví a hacer, de las cosas que tuve que reciclar porque no me diste nada nuevo.
Aprovecha que ya no te veo para reírte, que ya no te sigo los pasos.
Aprovéchate de mí, de mi falta de interés; de que ya no te cuido y equivócate, equivócate a morir y aprovéchate de mí y de mis huesos frágiles que ya no te sostienen.
Aprovéchate de mí y de las despedidas.
Aprovéchate de mí: de lo que nunca fui y que siempre te faltó.
Aprovéchate de que nunca quise cambiar para ti y vete.
Yo me aprovecho de ti: de tus momentos invisibles, de tus palabras que no me decían nada.
Yo me aprovecho de tu debilidad, de tu falta de amor.
Me aprovecho para dejarte porque no me quisiste.
Me aprovecho de ti y de tus mentiras para ya no creerte y para ya no caer.
Me aprovecho de tu forma gris de ver la vida y brillar; brillar tan lindo que ya no brillo contigo: ni entre pestañas ni con abrazos de luna.
Me aprovecho de ti y de tu forma tan tonta de sentir que puedes ganar una pelea que yo nunca quise empezar.
Me aprovecho y me retiro.
Me aprovecho de ti y de tus carencias, de lo que no sabes dar... De lo que no quieres dar.
Me aprovecho de ti para no acordarme de las sombras y de los fantasmas que, aprovechado, me dejaste entre canciones que no eran para mí.
Me aprovecho de ti y a veces de mí: de las tantas veces que nos quisimos ir y no dijimos nada.
Me aprovecho de ti, de tus heridas sin sanar, de tu toxicidad, del veneno que emanas por los labios.
Me aprovecho de ti y de tus besos que intoxican y que dejan sin respirar; los que usas para matar.
Me aprovecho de ti porque sé que soy tu castigo, tu pena, la Gloria que no tendrás, el infierno en que me convertiste.
Me aprovecho para irme porque ya no me quiero quedar. Aprovecho que me abriste la puerta y me voy.
Me aprovecho de ti, de que estás enamorado y no es de mí.
Me aprovecho porque estoy enamorada... y no es de ti.